miércoles, 14 de agosto de 2013

14/08/2013 - Una breve historia de casi todo

Bienvenido. Y felicidades. Estoy encantado de que pudieses conseguirlo. Llegar hasta aquí no fue fácil. Lo sé. Y hasta sospecho que fue algo más difícil de lo que tú crees. En primer lugar, para que estés ahora aquí, tuvieron que agruparse de algún modo, de una forma compleja y extrañamente servicial, trillones de átomos errantes. Es una disposición tan especializada y tan particular que nunca se ha intentado antes y que sólo existirá esta vez. Durante los próximos muchos años –tenemos esa esperanza–, estas pequeñas partículas participarán sin queja en todos los miles de millones de habilidosas tareas cooperativas necesarias para mantenerte intacto y permitir que experimentes ese estado tan agradable, pero tan a menudo infravalorado, que se llama existencia.

martes, 13 de agosto de 2013

13/08/2013 - El imán

Por Oscar Wilde

Había una vez un imán y en el vecindario vivían unas limaduras de acero. Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán y empezaron a hablar de lo agradable que sería esta visita. Otras limaduras cercanas sorprendieron la conversación y las embargó el mismo deseo. Se agregaron otras y al fin todas las limaduras empezaron a discutir el asunto y gradualmente el vago deseo se transformó en impulso. ¿Por qué no ir hoy?, dijeron algunas, pero otras opinaron que sería mejor esperar hasta el día siguiente. Mientras tanto, sin advertirlo, habían ido acercándose al imán, que estaba muy tranquilo, como si no se diera cuenta de nada. Así prosiguieron discutiendo, siempre acercándose al imán, y cuanto más hablaban, más fuerte era el impulso, hasta que las más impacientes declararon que irían ese mismo día, hicieran lo que hicieran las otras. Se oyó decir a algunas que su deber era visitar al imán y que hacía ya tiempo que le debían esa visita. Mientras hablaban, seguían inconscientemente acercándose.
Al fin prevalecieron las impacientes, y en un impulso irresistible la comunidad entera gritó:


jueves, 8 de agosto de 2013

08/08/2013 - En el insomnio - Siquis

El Insomnio, Virgilio Piñera

El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarrillo. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormir. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que enseguida tome una taza de tila y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al medico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre esta muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente.


viernes, 24 de mayo de 2013

24/05/2013 - Drácula (fragmento)

Por Bram Stoker 

La hermosa joven se arrodilló y se inclinó sobre mí, con maligna satisfacción. Había en ella una voluptuosidad deliberada que era a la vez excitante y repulsiva, y al arquear el cuello llegó a lamerse los labios como un animal, hasta que pude ver a la luz de la luna la humedad que brillaba en los labios escarlatas y en la roja lengua con la que se lamía los dientes rojos y aguzados. Su cabeza descendía cada vez más... cerré los ojos en éxtasis y esperé. 

martes, 21 de mayo de 2013

21/05/2013 - Dramaturgos y telépatas

Por Pedro Mairal

Existen dos tipos de familias: la teatral y la telepática. La familia teatral es la más expresiva, donde todo sale para afuera y la gente se grita las cosas en la cara. Familias de estilo italiano, por ejemplo, donde los hermanos pueden tirarse las sillas por la cabeza y al rato estar abrazados riéndose. Los conflictos salen a la luz, se ventilan en la mesa, hay confrontaciones, se levanta la voz, todo sucede más rápido, porque la energía se libera, el conflicto se vuelve materia actuada para todos los presentes. Esas familias ya tienen abiertos los canales de lucha y así aprovechan como un deporte en los asados y comilonas, se miden entre sí, forcejean. La madre o el padre quizá hacen de árbitro, aunque nadie está libre del “¿y vos qué te metés? ¿Qué te peinás si no salís en la foto? No saltés que no hay charquito”, etc. Los invitados o familiares políticos recién llegados pueden asustarse, porque les parece que se van a matar, que de esa pelea no se vuelve, que ese llanto va a incubar un odio eterno, que el insulto le va a quedar colgado al otro de por vida. Y no. 

viernes, 17 de mayo de 2013

17/05/2013 - El otoño del Patriarca


Por Gabriel García Márquez

Aunque los que encontraron el cuerpo habían de decir que fue en el suelo de la oficina con el uniforme de lienzo sin insignias y la espuela de oro en el talón izquierdo para no contrariar los augurios de sus pitonisas,
había sido cuando menos lo quiso, cuando al cabo de tantos y tantos años de ilusiones
estériles había empezado a vislumbrar que no se vive, qué carajo, se sobrevive, se
aprende demasiado tarde que hasta las vidas más dilatadas y útiles no alcanzan para
nada más que para aprender a vivir, había conocido su incapacidad de amor en el
enigma de la palma de sus manos mudas y en las cifras invisibles de las barajas y había
tratado de compensar aquel destino infame con el culto abrasador del vicio solitario del

jueves, 16 de mayo de 2013

16/05/2013 - Desechando lo desechable

Por Marciano Durán

Seguro que el destino se ha confabulado para complicarme la vida.
No consigo acomodar el cuerpo a los nuevos tiempos.
O por decirlo mejor: no consigo acomodar el cuerpo al "use y tire"  ni al "compre y compre"   ni al "desechable".
Ya sé, tendría que ir a terapia o pedirle a algún siquiatra que me medicara.
Lo que me pasa es que no consigo andar  por el mundo  tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre  agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto con mi mujer lavábamos los pañales de los gurises.
Los colgábamos en la cuerda  junto a los chiripás; los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a  ensuciar.
Y ellos. nuestros nenes. apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda (incluyendo los pañales).
¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! 
Sí, ya sé.  a nuestra generación siempre le costó tirar.
¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables!

lunes, 13 de mayo de 2013

13/05/2013 - Fundación del jazz

Por Eduardo Galeano


Corría el año 1906. La gente iba y venía, como cualquier día, a lo largo de la calle Perdido, en un barrio pobre de Nueva Orleans. Un niño de cinco años, asomado a la ventana, contemplaba aquel aburrimiento, con los ojos y los oídos muy abiertos, como esperando algo que iba a ocurrir. 
Y ocurrió. La música estalló desde la esquina y ocupó toda la calle. Un hombre soplaba su corneta, alzada al cielo, y a su alrededor la multitud batía palmas y cantaba y bailaba. Y Louis Armstrong, el niño de la ventana, se meneaba tanto que por poco no se cayó desde allá arriba. 
Unos días después, el hombre de la corneta fue a parar al manicomio. Lo encerraron en el sector reservado a los negros. Ésa fue la única vez que su nombre, Buddy Bolden, apareció en los diarios. Murió un cuarto de siglo después, en ese mismo manicomio, y los diarios ni se enteraron. Pero su música, nunca escrita ni grabada, siguió sonando dentro de quienes la habían gozado en fiestas o funerales. 
Según dicen los que saben, ese fantasma fue el fundador del jazz. 

miércoles, 8 de mayo de 2013

08/05/2013 - Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Por Julio Cortázar

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan (no lo saben, lo terrible es que no lo saben), te regalan 
un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que 
te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj. 

lunes, 6 de mayo de 2013

06/05/2013 - Menta

Por Jorge Fernández Era

Nuestro personaje vive en un apartamento del último piso. Merienda un caramelo y arroja al vacío la envoltura tras convertirla en una diminuta esfera. La pelotita cae justo sobre el ojo del conductor de un auto que desvía el rumbo, roza un muro y se araña. El tipo llega malhumorado al hospital a cumplir su faena como cirujano, pica donde no debe a un paciente y lo manda a terapia intensiva. La madre del enfermo se ataca de los nervios y prende candela al almacén del centro hospitalario. Al almacenero se le imputa negligencia, pierde el trabajo, llega  a casa y, para descargar su rabia, la emprende a golpes con su inocente mujer, hija de un representante en la ONU. Este recibe el fax con la noticia minutos antes de arengar contra un país vecino por asuntos de disputas territoriales. En el plenario se exalta y lanza tres palabrotas a la delegación oponente. La nación ofendida, en voz de su presidente, jura vengar la afrenta y declara la guerra de inmediato. El primer cohete impacta en la azotea del edificio donde reside adivinen quién.